jueves, 22 de enero de 2009

La tranquilidad en su máxima expresión

[La Mestiza]
La Mestiza Pampa Lodge es un predio de 16 hectáreas ubicado en el Km 5 de la ruta 4, en Río Luján, donde se ofrece el servicio de hotelería y eventos corporativos. Nuevo recorrió sus instalaciones y te cuenta de qué se trata este lugar mágico enclavado en la soledad del campo riolujanense.

Oír el silencio, regocijarse en la apacible calma de la soledad, respirar las purezas del aire virgen, fresco y natural, empaparse con los abrasadores rayos del sol estival, soltar las amarras del alma e inmiscuirse sin reparos en la paz del campo, deleitarse con la suave caricia de la brisa pícara, cargada con los aromas de la vegetación espesa, los frondosos sauces, los pinos respingados y la alfombra de gramilla.
La Mestiza Pampa Lodge encierra todos aquellos placeres dentro de un inmenso predio de 16 hectáreas. El ingreso por ruta 4 es una muestra gratis de lo que encontraremos allí dentro. Un camino de tierra nos conduce, en un marco de calma y tranquilidad, entre árboles frondosos acurrucados en curvas y contracurvas, hacia un sitio impensado, tan mágico que parece irreal, donde los sentidos se toman un respiro del trajín cotidiano y se entregan por completo a la paradisíaca serenidad de Mestiza, un lugar único en la región.
Sus creadores, Horacio Morro y su mujer, Patricia Vásquez, viven allí hace 12 años. Precisamente en ese sitio encontraron la calma ansiada luego de vivir en la agitada San Isidro. Horacio era Ejecutivo de Marketing de Bancos hasta la fatídica crisis de principios de siglo. Cuando perdió su trabajo, la pareja comenzó a buscar proyectos alternativos de vida hasta dar con una idea original y prometedora.
Así nació La Mestiza Pampa Lodge, donde conviven dos servicios cuidados y exclusivos. Por un lado se abre el abanico de la hostería y el día de campo. "Se trata de un servicio muy chico, ya que tenemos solo tres habitaciones. La gente viene a buscar paz y tranquilidad y la encuentran, porque aquí terminan los caminos y no se oye nada", explica Horacio.
El público de la hostería proviene de Buenos Aires y está compuesto por parejas y matrimonios argentinos o turistas europeos o americanos. "Nuestros clientes –cuenta- están por fuera de las grandes cadenas hoteleras, son turistas que paran en Palermo, que arman sus viajes a su gusto y no se atan a paquetes turísticos".
El entorno que rodea al predio sienta las bases ideales para entablar un vínculo estrecho con los huéspedes. "Es una manera de conocer otras culturas y nuevas personas. Los turistas se sienten muy cómodos aquí y nosotros les recomendamos otros sitios del país para conocer".
Los días de campo consisten en pequeños contingentes (parejas, amigos o familias con hijos mayores de 12 años) que permanecen una jornada entera en la finca, aunque sin ocupar las habitaciones.
Por otro lado, en La Mestiza se realizan eventos corporativos privados y sociales. Las empresas y los grupos familiares "quedan encantados con la magia del lugar, este es un sitio muy especial. Cuando vienen les cuesta mucho irse, creo que hay paz y silencio. Es como si estuvieras en el medio de la pampa, pero a 45 minutos de la Capital", dice el propietario.
El esfuerzo y sacrificio de la pareja se encuentra plasmada en cada detalle de Mestiza. Tras el diseño étnico, llamativo y acogedor de sus edificaciones se esconden largos años de trabajo y dedidación constante. Horacio recuerda que "esto era un campo de girasoles, acá no había nada, ni caminos, ni luz, ni teléfono, ni construcciones, ni árboles… todo lo que se ve ahora, lo hicimos nosotros".
"Quizás eso le da una magia especial al lugar, nuestro lugar. Y esa sensación se transmite", concluye Horacio. El hechizo de Mestiza se abalanza sobre sus visitantes, fluye a través del camino pedregoso entre árboles y arbustos, liebres escurridizas y silbidos eternos de un viento leve, calmo y poderoso.

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