Nuevo caso en Los Cardales
Sucedió en una fecha cercana al caso publicado la semana pasada. Fue en la casa de una familia reconocida de Cardales, que se contactó con NCyRL a partir del informe expuesto por este medio.
"No podemos precisar el día, pero aproximadamente en la fecha descripta por la nota publicada la semana pasada, nosotros vivimos un episodio extraño en nuestra casa". Así comienza el relato de María (nombre ficticio) ante la visita de NCyRL. Ella se contactó con este medio a partir de la nota publicada en estas páginas hace una semana. Al leer el artículo sintió que podría haber un punto de relación entre ambos hechos y decidió contarlo. Pero prefirió resguardar los nombres de sus familiares por tratarse de "un tema que en la sociedad está mal visto".
María tiene 43 años y vive con su familia, de manera permanente, hace ocho años en la casa donde acontecieron una serie de hechos extraordinarios allá a finales de 2005. Es la primera vez que la familia, muy conocida en Los Cardales, da a conocer públicamente lo que se expone a continuación.
Todo comenzó una cálida noche de Noviembre. En horas de la madrugada, Lucía, la hija mayor de María, se despertó repentinamente, sin una razón lógica. Ella dormía en su cuarto, que está ubicado en el segundo piso de la casa y da al patio del frente, donde se aposta una tupida arboleda integrada por grandes eucaliptos y frondosos pinos que custodian el cerco del domicilio.
Cuando abrió los ojos, Lucía percibió un fuerte resplandor en las puertas de su placard, que se encuentra a un costado de la cama y está enfrentado a la ventana. Era un reflejo muy intenso de luces azules y rojas que provenían del exterior. Al notar este fenómeno paranormal, Lucía, que en ese entonces tenía 13 años, se incorporó en su cama y dirigió la mirada hacia fuera. En ese momento visualizó los mismos destellos esfumándose por entre los árboles hacia el cielo. Se quedó petrificada. No pudo reaccionar, solo se quedó allí observando perpleja el acontecimiento sobrenatural que se posaba frente a sus ojos y que nunca jamás olvidaría.
En la mañana siguiente, Lucía se levantó y le contó a su madre que "algo muy extraño le había sucedido la noche anterior". Relató con lujo de detalles su experiencia y advirtió que no había divisado formas ni objetos, solo luces.
"Naturalmente, cuando lo contó esa mañana la empezamos a cargar y a hacerle bromas. Le dijimos que podría haber sido un patrullero. Y esto hubiese quedado en la nada si al día siguiente no hubiésemos percibido una actitud extraña en el perro que teníamos. Y es ahí donde encuentro el punto de unión entre la nota publicada (una vaca enflaqueció extrañamente) y lo que nos pasó".
La familia tenía un schnauzer, al cual habían adquirido en un criadero cuando este era apenas un cachorro. "No era un perro desconocido, lo criamos desde pequeño y nunca había actuado de manera extraña", aclara María.
Sin embargo, al día siguiente del episodio descrito por su hija, sorprendieron al animal dando giros sobre una circunferencia de unos dos metros de diámetro, justo debajo de los árboles en los que Lucía había visto las luces. Esta conducta fuera de lo común se mantuvo por largos días, "pudo incluso haberse prolongado por un mes". El perro se mostraba desesperado por olfatear el lugar, lo hacía en círculos, todo el día. Y desde ese momento no volvió a comer, solo tomaba agua para seguir corriendo sobre esa circunferencia. "Salía del círculo, tomaba agua y volvía a correr. Era algo constante, nos levantábamos en la madrugada y el perro seguía ahí dando vueltas. Era algo llamativo, muy raro, el perro se había vuelto loco", confiesa.
Cuando dejó de correr en círculos, nunca volvió a actuar con normalidad, su conducta se alteró y era imposible contenerlo dentro del perímetro de la casa. "Mandamos a hacer dos caniles cementados en la base, con alambrados de 1.60m pero los saltaba y los rompía –asegura-. Estaba en un estado de descontrol y excitación desbordante. Por eso lo tuvimos que regalar a un amigo que tenía un campo. Desde que se lo llevó nunca más supimos nada de él".
Para María, lo de Lucía fue como una percepción, "ella se despertó por alguna razón desconocida, por algo que sintió o un presentimiento. Estos hechos no son demostrables empíricamente, pero es un relato que nos pareció interesante contar en función de aquella investigación".
"Nosotros somos una familia que vivió siempre en Cardales. Somos personas muy abiertas y respetuosas, no tomamos en broma nada que tenga que ver con lo extrasensorial porque creemos que el cerebro humano tiene una capacidad muy limitada de entendimiento y comprensión, y nos parece que hay temas sobre los cuales no tenemos conocimiento y por esa razón no podemos burlarnos. Pero vivimos en una sociedad que prejuzga y preferimos mantener un perfil bajo respecto a estos temas", concluyó. ]
María tiene 43 años y vive con su familia, de manera permanente, hace ocho años en la casa donde acontecieron una serie de hechos extraordinarios allá a finales de 2005. Es la primera vez que la familia, muy conocida en Los Cardales, da a conocer públicamente lo que se expone a continuación.
Todo comenzó una cálida noche de Noviembre. En horas de la madrugada, Lucía, la hija mayor de María, se despertó repentinamente, sin una razón lógica. Ella dormía en su cuarto, que está ubicado en el segundo piso de la casa y da al patio del frente, donde se aposta una tupida arboleda integrada por grandes eucaliptos y frondosos pinos que custodian el cerco del domicilio.
Cuando abrió los ojos, Lucía percibió un fuerte resplandor en las puertas de su placard, que se encuentra a un costado de la cama y está enfrentado a la ventana. Era un reflejo muy intenso de luces azules y rojas que provenían del exterior. Al notar este fenómeno paranormal, Lucía, que en ese entonces tenía 13 años, se incorporó en su cama y dirigió la mirada hacia fuera. En ese momento visualizó los mismos destellos esfumándose por entre los árboles hacia el cielo. Se quedó petrificada. No pudo reaccionar, solo se quedó allí observando perpleja el acontecimiento sobrenatural que se posaba frente a sus ojos y que nunca jamás olvidaría.
En la mañana siguiente, Lucía se levantó y le contó a su madre que "algo muy extraño le había sucedido la noche anterior". Relató con lujo de detalles su experiencia y advirtió que no había divisado formas ni objetos, solo luces.
"Naturalmente, cuando lo contó esa mañana la empezamos a cargar y a hacerle bromas. Le dijimos que podría haber sido un patrullero. Y esto hubiese quedado en la nada si al día siguiente no hubiésemos percibido una actitud extraña en el perro que teníamos. Y es ahí donde encuentro el punto de unión entre la nota publicada (una vaca enflaqueció extrañamente) y lo que nos pasó".
La familia tenía un schnauzer, al cual habían adquirido en un criadero cuando este era apenas un cachorro. "No era un perro desconocido, lo criamos desde pequeño y nunca había actuado de manera extraña", aclara María.
Sin embargo, al día siguiente del episodio descrito por su hija, sorprendieron al animal dando giros sobre una circunferencia de unos dos metros de diámetro, justo debajo de los árboles en los que Lucía había visto las luces. Esta conducta fuera de lo común se mantuvo por largos días, "pudo incluso haberse prolongado por un mes". El perro se mostraba desesperado por olfatear el lugar, lo hacía en círculos, todo el día. Y desde ese momento no volvió a comer, solo tomaba agua para seguir corriendo sobre esa circunferencia. "Salía del círculo, tomaba agua y volvía a correr. Era algo constante, nos levantábamos en la madrugada y el perro seguía ahí dando vueltas. Era algo llamativo, muy raro, el perro se había vuelto loco", confiesa.
Cuando dejó de correr en círculos, nunca volvió a actuar con normalidad, su conducta se alteró y era imposible contenerlo dentro del perímetro de la casa. "Mandamos a hacer dos caniles cementados en la base, con alambrados de 1.60m pero los saltaba y los rompía –asegura-. Estaba en un estado de descontrol y excitación desbordante. Por eso lo tuvimos que regalar a un amigo que tenía un campo. Desde que se lo llevó nunca más supimos nada de él".
Para María, lo de Lucía fue como una percepción, "ella se despertó por alguna razón desconocida, por algo que sintió o un presentimiento. Estos hechos no son demostrables empíricamente, pero es un relato que nos pareció interesante contar en función de aquella investigación".
"Nosotros somos una familia que vivió siempre en Cardales. Somos personas muy abiertas y respetuosas, no tomamos en broma nada que tenga que ver con lo extrasensorial porque creemos que el cerebro humano tiene una capacidad muy limitada de entendimiento y comprensión, y nos parece que hay temas sobre los cuales no tenemos conocimiento y por esa razón no podemos burlarnos. Pero vivimos en una sociedad que prejuzga y preferimos mantener un perfil bajo respecto a estos temas", concluyó. ]
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