[Astronomía con sello cardalero]
Fermín Etchart es un aficionado en materia astronómica y ya creó su propio blog. Allí publica imágenes obtenidas con su telescopio y noticias relacionadas al tema. En esta entrevista, el joven de 18 años cuenta cómo nació su pasión por una actividad que cuenta con numerosos adeptos alrededor del mundo.
«Todo esto empezó cuando tenía 11 años y yo iba a la colonia de Marcelo Oloriz», comienza el relato de Fermín Etchart, el cardalero de 18 años que cursa el último año de la secundaria entre telescopios, estrellas y galaxias revoloteando por su mente. «Hacíamos campamentos en Open Door -prosigue- y siempre venía Pablo Ojuez a darnos charlas y explicarnos cosas acerca del universo, las constelaciones, etc. Años más tarde me crucé con Pablo y empezamos a juntarnos cada tanto en el campo de mi papá a realizar observaciones».
Y como toda pasión, la astronomía empezó a calar hondo en los intereses de Fermín. «Cada vez me gustó más y Pablo me empezó a prestar un telescopio suyo para que haga observaciones por mi cuenta y hace un año me compré el mío», recuerda. Para poder afrontar las observaciones e interiorizarse acerca del funcionamiento del espacio, Etchart reconoce que «leo libros, veo documentales y me familiarizo con las páginas».
En las largas sesiones observacionales busca cúmulos, cometas y asteroides, pero «lo que más me gusta –confiesa- es contemplar el espacio profundo (galaxias)». Por otra parte, aclaró que eligió un telescopio de tubo corto porque capta mayor luz y facilita la observación de objetos débiles (nebulosas, galaxias, nebulosas planetarias, cúmulos débiles, etc).
Tal como su afición por el universo de la astronomía, el blog también comenzó a gestarse lentamente. «En los ratos libres empecé a subir información, sacaba fotos con la cámara (utiliza una digital común y corriente) y el telescopio, y lo empecé a armar de a poco. Yo siempre estuve suscripto a diferentes foros en Internet y ahí empecé a poner el link de mi blog para que la gente lo visite», sostiene.
Sin embargo, desde el verano el sitio cuenta con una nueva fisonomía, un estilo que se ajusta a sus preferencias. «Hasta ese momento era un blog común, pero le fui dando un aspecto de página web. Quizás -afirma- muchos entran y no se dan cuenta que es un blog».
Por el momento las actualizaciones son periódicas. Aunque en algún futuro, confiesa, le gustaría darle mayor continuidad informativa. Fermín recibe la invalorable ayuda de su hermana Agustina en el diseño del blog en general y en la creación de los banners.
El momento ideal para realizar las observaciones es en noches despejadas y con poca luz lunar. Además, se las rebusca para ubicarse en sitios obscuros, donde las luces de la calle no perturben la visión para poder apreciar mejor el espacio. Un paso previo y obligado antes de llevar adelante la observación, es la preparación de la misma: delinea las metas (¿Qué ver?, ¿Qué buscar?) y detalla todas las pautas a seguir en un cuaderno. Luego instala el telescopio en el exterior y, utilizando las anotaciones como guía, comienza el proceso de la observación en si. «Me paso una hora y media o dos contemplando el espacio. Algunas noches salgo exclusivamente a fotografiar y otras, solamente, a ver».
El objetivo de Fermín es adquirir más y mejores equipos para poder tomar fotos de espacio profundo, ya que hasta el momento solo hizo tomas planetarias. «Me gusta hacer esto, salir al patio, tomarme un café y meterme en mi mundo. Quiero formarme para, en algún futuro, dar charlas para divulgar la astronomía. Porque esta actividad es muy linda, muy interesante, te das cuenta que en realidad no somos nada, como dice Carl Sagan, solo somos ‘polvo estelar’, somos insignificantes en el universo», concluye.
Disfrutar del cielo, sus misterios, luces y oscuridades. Disfrutar esa mística intrigante que despierta su monstruosa inmensidad, regocijarse frente al gran altar de estrellas, el manto nebuloso que allí se esconde, esa magia apasionante y conmovedora. He aquí la razón de sus observaciones. Aquello que nació bajo el disfraz de la curiosidad en las charlas alrededor de un fogón, hoy se ha convertido en un entretenimiento que roza la pasión por el descubrimiento.
Fermín Etchart es un aficionado en materia astronómica y ya creó su propio blog. Allí publica imágenes obtenidas con su telescopio y noticias relacionadas al tema. En esta entrevista, el joven de 18 años cuenta cómo nació su pasión por una actividad que cuenta con numerosos adeptos alrededor del mundo.
«Todo esto empezó cuando tenía 11 años y yo iba a la colonia de Marcelo Oloriz», comienza el relato de Fermín Etchart, el cardalero de 18 años que cursa el último año de la secundaria entre telescopios, estrellas y galaxias revoloteando por su mente. «Hacíamos campamentos en Open Door -prosigue- y siempre venía Pablo Ojuez a darnos charlas y explicarnos cosas acerca del universo, las constelaciones, etc. Años más tarde me crucé con Pablo y empezamos a juntarnos cada tanto en el campo de mi papá a realizar observaciones».
Y como toda pasión, la astronomía empezó a calar hondo en los intereses de Fermín. «Cada vez me gustó más y Pablo me empezó a prestar un telescopio suyo para que haga observaciones por mi cuenta y hace un año me compré el mío», recuerda. Para poder afrontar las observaciones e interiorizarse acerca del funcionamiento del espacio, Etchart reconoce que «leo libros, veo documentales y me familiarizo con las páginas».
En las largas sesiones observacionales busca cúmulos, cometas y asteroides, pero «lo que más me gusta –confiesa- es contemplar el espacio profundo (galaxias)». Por otra parte, aclaró que eligió un telescopio de tubo corto porque capta mayor luz y facilita la observación de objetos débiles (nebulosas, galaxias, nebulosas planetarias, cúmulos débiles, etc).
Tal como su afición por el universo de la astronomía, el blog también comenzó a gestarse lentamente. «En los ratos libres empecé a subir información, sacaba fotos con la cámara (utiliza una digital común y corriente) y el telescopio, y lo empecé a armar de a poco. Yo siempre estuve suscripto a diferentes foros en Internet y ahí empecé a poner el link de mi blog para que la gente lo visite», sostiene.
Sin embargo, desde el verano el sitio cuenta con una nueva fisonomía, un estilo que se ajusta a sus preferencias. «Hasta ese momento era un blog común, pero le fui dando un aspecto de página web. Quizás -afirma- muchos entran y no se dan cuenta que es un blog».
Por el momento las actualizaciones son periódicas. Aunque en algún futuro, confiesa, le gustaría darle mayor continuidad informativa. Fermín recibe la invalorable ayuda de su hermana Agustina en el diseño del blog en general y en la creación de los banners.
El momento ideal para realizar las observaciones es en noches despejadas y con poca luz lunar. Además, se las rebusca para ubicarse en sitios obscuros, donde las luces de la calle no perturben la visión para poder apreciar mejor el espacio. Un paso previo y obligado antes de llevar adelante la observación, es la preparación de la misma: delinea las metas (¿Qué ver?, ¿Qué buscar?) y detalla todas las pautas a seguir en un cuaderno. Luego instala el telescopio en el exterior y, utilizando las anotaciones como guía, comienza el proceso de la observación en si. «Me paso una hora y media o dos contemplando el espacio. Algunas noches salgo exclusivamente a fotografiar y otras, solamente, a ver».
El objetivo de Fermín es adquirir más y mejores equipos para poder tomar fotos de espacio profundo, ya que hasta el momento solo hizo tomas planetarias. «Me gusta hacer esto, salir al patio, tomarme un café y meterme en mi mundo. Quiero formarme para, en algún futuro, dar charlas para divulgar la astronomía. Porque esta actividad es muy linda, muy interesante, te das cuenta que en realidad no somos nada, como dice Carl Sagan, solo somos ‘polvo estelar’, somos insignificantes en el universo», concluye.
Disfrutar del cielo, sus misterios, luces y oscuridades. Disfrutar esa mística intrigante que despierta su monstruosa inmensidad, regocijarse frente al gran altar de estrellas, el manto nebuloso que allí se esconde, esa magia apasionante y conmovedora. He aquí la razón de sus observaciones. Aquello que nació bajo el disfraz de la curiosidad en las charlas alrededor de un fogón, hoy se ha convertido en un entretenimiento que roza la pasión por el descubrimiento.
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