martes, 30 de diciembre de 2008

“Lo más importante fue las jornadas de limpieza”

[Las Praderas]
Gracias a un trabajo mancomunado, los vecinos recolectaron los residuos diseminados a lo largo y ancho del barrio.

Desde el viernes 21 de noviembre Las Praderas luce higiénica y reluciente. Gracias a un trabajo en conjunto protagonizado por los vecinos del barrio, los propietarios de los hornos y la Municipalidad de Campana, el vecindario goza de un aspecto más agradable y resplandeciente luego de dos jornadas de saneamiento que surtieron un efecto instantáneo en la fisonomía de la población campanense.
En materia de obra pública la situación no es del todo favorable. "Nos falta obra pública porque todos los aportes se van en medicamentos, alimentos, frazadas, chapas, sepelios, todas las necesidades primarias…", declaró el 24 de septiembre Noemí Raponi, presidenta de la sociedad de fomento local. Claro, se hace lo urgente y necesario, pero no se llega a generar modificaciones trascendentes, de esas que se mantienen en el tiempo y redundan en un beneficio radical para todos los habitantes.
"Si no actuáramos de esa manera, no podríamos haber hecho nada…porque no sirve de nada conocer problemas muy complicadas y no darles solución", dijo Raponi en la misma entrevista.
Quizás la única obra visible fue la iluminación del callejón de ingreso, donde se planteaba una necesidad apremiante. Ese sector nunca había contado con una luminaria adecuada y esto iba en detrimento de la seguridad. Además, cabe la posibilidad de instalar postes de luz en diferentes puntos del barrio en un futuro no muy lejano.
Por otra parte, en el barrio se ha trabajado a destajo para satisfacer necesidades urgentes. Y este trabajo ha sido posible gracias al acompañamiento constante del grupo de manzaneras, quienes seguirán velando por las carestías del barrio aún después de finalizado el período de Raponi.
En el plano de la seguridad, la fomentista sostuvo que Las Praderas "es el barrio más seguro de Campana". En este sentido, aclaró que allí se mantienen "ciertos códigos" que en otros lugares se han perdido. "Se puede convivir tranquilamente, manteniendo el respeto por el otro y sin meterse en las cuestiones personales de cada uno", aseguró.
Al referirse a las mayores urgencias del barrio, Noemí Raponi había planteado la falta de una red de agua corriente completa, ya que anteriormente se había destinado dinero para construirla, pero no fue suficiente y apenas alcanzó para abastecer a medio barrio. Aquellos que quedaron fuera del plan se abastecen a través del agua comunitaria: un tanque ubicado a metros de la escuela.
Por otra parte, quedan pendientes las tareas de zanjeo y de reacondiciona-miento de las calles. "También tenemos planeado proponer a los dueños de las cavas, cuando caduquen los hornos, que cedan sus terrenos por un plazo de entre 10 o 15 años para rellenarlos y plantar árboles, lo cual sería beneficioso para el barrio y generaría un pulmón para todo Campana", aseguró.
El barrio crece a partir del trabajo y la dedicación de las manzaneras y los vecinos. El grado de compromiso y responsabilidad quedó asentado en las tareas de saneamiento que dejaron a Las Praderas con un aspecto prolijo y reluciente. A partir de allí, el optimismo y la confianza de la comunidad campanense crece a pasos agigantados y acuna un deseo de prosperidad para los tiempos que se vienen.

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