sábado, 28 de junio de 2008

[Negocios]

El fin de una tradición
NCyRL dialogó con Gabriela y Aldo Fagiani, dos referentes de la floricultura en Los Cardales. Aquí, hablan de los comienzos de la actividad en la localidad exaltacrucense, la pérdida de floricultores a lo largo de los años y de lo que se viene: "Se está terminando la floricultura en Los Cardales, porque no hay jóvenes que continúen la actividad".
La floricultura en Los Cardales comenzó hace 55 años con la llegada de los hermanos Gelosi, quienes se dedicaban casi con exclusividad a la producción de rosas. Luego llegó la familia Di Chiara, que comenzó a producir surtidos novedosos para la zona. Por aquel entonces no se utilizaban los invernáculos, sino que la producción se realizaba en quintas al aire libre.
Más adelante, la familia Marini echó anclas en Los Cardales. Por aquellos años, las familias provenían de General Pacheco, donde poseían quintas de verdura. Sin embargo, vieron con buenos ojos la posibilidad de instalarse en la localidad y adquirieron terrenos para trasladar sus producciones.
En tercer lugar aparecieron los Fagiani. La familia compró un loteo que en ese entonces pertenecía al Sr. Errazu y comenzó a desarrollar la actividad familiar en Los Cardales. Por último, la familia Troilo desembarcó en el pueblo y se instaló en un terreno cercano a los Gelosi.
Todas las familias estaban compuestas por el matrimonio, que se encargaba de llevar adelante la producción, y sus hijos, que eran potenciales productores y cargaban con la responsabilidad de mantener vigente la actividad familiar.
Lógicamente, no todos los hijos siguieron el camino de la floricultura y esa es una de las razones por las cuales muchas familias abandonaron la producción de flores. Tal es el caso de los Gelosi y los Di Chiara, que al no contar con mano de obra joven e idónea, se vieron obligados a dejar sus quintas.
Distinto es el caso de las familias Marini y Fagiani, aunque estos últimos no cuentan con "gente constante que trabaje en la producción y resulta muy complicado continuar. De a poco se está terminando la quinta de los Fagiani", sentenció Gabriela, esposa de Aldo.
"Todavía llevamos al mercado –detalla- la producción que ya estaba plantada y que estamos manteniendo, pero no lo estamos renovando".
Los Fagiani cuentan con una quinta de una hectárea, en la que solían producir un total de 22 invernáculos, de los cuales solo quedan cinco en funcionamiento. "Allí producimos rosas, san vicente, clavelinas, nardos y rococó", contó Aldo.
Sin embargo, cuando la producción llegue a su fin ellos no dejarán de estar ligados al rubro. "Hace 30 años que nos dedicamos a los arreglos florales de todo tipo: casamientos, bautismos, iglesias, cumpleaños y salones. Con lo cual, seguiremos unidos a las flores hasta que nos de el cuerpo", señaló Gabriela.
¿Qué es lo más atrapante de esta actividad?
(Gabriela) A mi lo que me mueve es la flor en sí. El verde y el colorido es algo que te da vida y alegría. Eso me atrapó muchísimo. Los distintos colores, texturas, formas y perfumes, te alegran la vida y el hogar.
(Aldo) Yo nací con las flores, así que toda mi vida estuve detrás de ellas. A mi me llena de satisfacción ver cómo quedan los arreglos, cómo queda el producto final, el colorido y la belleza de las flores.
La floricultura en Los Cardales está llegando a su fin, aseguran.
Y con ella se diluirá una tradición muy apegada a las raíces de distintas familias cardaleras. Una historia que se cerrará tras medio siglo de trabajo continuo, ante la falta de sangre joven y apta para desarrollar una actividad artesanal que, según parece, desaparecerá del pueblo cardalero en los próximos años. ]

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