sábado, 16 de agosto de 2008

[Educación]

Trabajar en la adversidad
Docentes y directivos de la Escuela 4 de Río Luján llevan adelante sus actividades laborales en condiciones inapropiadas. Las obras se dilatan y la situación no mejora. Un calvario que los acompañó desde el inicio del ciclo lectivo 2008.
NCyRL visitó nuevamente las instalaciones de la Escuela 4 y de la ESB 7, de Río Luján, y constató, una vez más, los atrasos de las obras de remodelación y construcción de ambas instituciones educativas. El último plazo -ya es la cuarta prórroga- impuesto por la empresa constructora está pautado para el mes de Septiembre, al menos para la finalización de los trabajos en el nuevo edificio destinado a la secundaria, que por estos días funciona en el Jardín de Infantes 920.
En la última visita de este medio a la Escuela 4 pudo comprobarse que la fecha límite esbozada por la constructora posee una melodía más quimérica que real. Y, a pesar del malestar generado en algunos funcionarios públicos a partir de los artículos publicados en este medio respecto a los atrasos en las obras, la tendencia parece ser la misma: docentes, directivos, porteras, cocineras y alumnos, deberán armarse de paciencia y aguardar con estoicismo la retirada de la constructora.
El miércoles los termómetros rozaron niveles "polares" a lo largo y ancho de la Provincia, y los docentes de la Escuela debieron mitigar el frío con varias capas de abrigo, debido a la falta de calefacción e inexistencia de cielo raso en varios salones.
"La escuela parece estar en plena revolución", dijo irónicamente un padre que avanzaba por el pasillo central del establecimiento, el cual, a pesar del intenso trabajo de las porteras, que barren y trapean en varias oportunidades a lo largo del día, se encuentra recubierto por un fino sedimento de polvillo proveniente de los sectores en obra.
Los alumnos se pasean de aquí para allá junto a sus maestros de acuerdo a las necesidades de los albañiles, "si ellos tienen que trabajar en algún salón, lamentablemente tenemos que trasladar los cursos a otro lado. Los chicos están un poco desorientados", dicen en la escuela.
Cabe destacar el sacrificio diario del personal docente y no docente, que trabaja con la mayor naturalidad posible más allá del desorden y las dificultades que surgen a partir de la construcción. Para ponerse en su lugar, solo basta con imaginarse a uno mismo viviendo en una casa en plena obra por un período no menor a un año…
Al recorrer las instalaciones de la escuela, es normal toparse con aulas sin techo, rellenas de bancos y muebles amontonados y cubiertos de polvo. Algunos albañiles asisten a la escuela con mayor asiduidad que, incluso, algunos alumnos y adornan el panorama cotidiano del establecimiento.
Por el momento, solo resta una posibilidad: aguardar la culminación de los trabajos y hacer oídos sordos a las promesas de la constructora para seguir trabajando en la adversidad por tiempo indeterminado. ]

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