jueves, 22 de enero de 2009

Rincón Literario

[Amelia Casas]

Un amigo especial
Aquel era un hombre solitario. Los chicos lo miraban con recelo y comentaban que haría ese extraño en su plaza, como si ellos fueran dueños del lugar.
El desconocido se dio cuenta que no era grata su presencia y sacó un papel del bolsillo, armó un barquito:
Los pibes curiosos, se le acercaron. Uno, algo impertinente dijo:
-¡Oiga!..¿No le parece que es demasiado grande para hacer tonterías?
El hombre sonrió.
-¡Solo quería llamar la atención de ustedes!
-¿Para qué?
-Hace dos años que no hablo con la gente y pensé:" que mejor que hacerlo con los jovencitos"
-¡Dos años sin hablar… ¿y ahora quiere hacerlo con nosotros?!
-¡Oiga! ¿No será usted un prófugo de la justicia!
-¡Pará!...¿Pará!...¡qué imaginación tenés! ¡No juzgues sin conocer a la personas! ¡Y si querès saber preguntá!
-Entonces ¿Qué hace aquí?!
-Primero me presento: me llamo Joaquín…y en el amarradero tengo un barco!
-¡¡¡Un barco!!!- exclamaron todos los muchachos
Y Joaquín comenzó a narrar su historia.
-Compré el barco después de retirarme del Glorioso. Era un barco de carga. Recorrí mundos lejanos en él, y cuando tocaba tierra íbamos a las cantinas.
Ahora lo que les voy a contar es lo más triste de mi vida. Aquel era un hermoso día de otoño y el sol se reflejaba en las aguas azules. Tenía que llevar una encomienda. El clima se prestaba e invité a mi mujer. Pero, al regreso, nos sorprendió una fuerte tormenta de viento. No pude controlar la nave y caímos al agua. Yo pude subir… ¡pero a ella la arrastró la corriente!..Cuando ustedes me vieron en la plaza yo ya había alquilado una pieza en la pensión que está en frente. Mary, la dueña, es una mujer encantadora…
-¡Si, la conocemos!- manifestaron los chicos-¡Y que linda es ¡
Adivinando la intención de los chicos, Joaquín exclamó
-¡Si, lo es!... ¡pero hay que darle tiempo al tiempo!- y se sonrió.
Y Joaquín se hizo un conocido para el pueblo.
Los pibes ya no iban a pelear con otras barritas. Pero si al amarradero a encontrarse con Joaquín que los invitaba a recorrer su barco.
Un día soltó las amarras y todos se fueron mar adentro, en una sorprendente aventura.
Mientras uno se asomaba por la proa, otros timoneaban el barco.
Fue un día inolvidable.
Pero Joaquín comentó a los chicos que, como las cosas no iban bien, se iría a trabajar al extranjero.
-¡lo vamos a extrañar!-dijeron los chicos, mientras sus rostros eran puro asombro.
-¡Mary puso en venta la pensión! ¡Va a viajar conmigo!
El día de la despedida los chicos tenían sus ojos con lágrimas pero vieron en los de Joaquín una chispa de alegría.
-¡Chicos! ¡Tiene razón! ¡Mary es muy linda! ¡muy linda!
Amelia Casas

Mi carta a Alfonsina
No importa, Alfonsina, que el hombre pequeñito no haya podido comprender.
Allá en el Tortoni los escritores más famosos te aceptaron como una grande.
Sacaste todas tus fuerzas, con gran valor, para luchar por tu hijo, por la poesía, por la postura de la mujer en la sociedad...¡más que nada te comprometiste con la realidad de aquellos tiempos!...Y nosotras, las mujeres, leemos tus poemas y subimos un escalón más.
Estuviste al lado de esas grandes: Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou…tuviste aplausos…tus alumnos te apoyaban…
¡Que más podías recibir! ¡Tal vez: más tiempo de vida!
Te admiro, poetisa, mujer, soñadora argentina que te llamaste Alfonsina Storni.

Alfonsina
Era tan especial…
¡El mar te atraía!
Como barca aprendida
Te fuiste tras él.
Caminaste segura
En sus aguas tan frías
Para nunca, nunca
Querer ya volver…
Pero el mar en sus aguas,
En sus aguas tan frías,
No quiso ser tumba,
Y tu cuerpo tener…
Y la ola marina,
Con su espuma tan blanca,
En la arena de oro
Te dejó y se fue.
Amelia Casas

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